
Llevo meses escuchando, Bea, ¿por qué no haces cuelga mascarillas y los vendes o regalas en pack con la mascarilla? Y cansada de explicar mi opinión al respecto, he decidido escribir este post con mi opinión… que conste que hay quienes se creen “lo más” al llevarlos, y yo, asombrada me pregunto: pero de verdad, ¿estas personas han pensado lo que significa llevar la mascarilla abierta y colgada, cual collar de perlas cayendo sobre su pecho?¿de qué les sirve haber comprado una mascarilla con garantías antibacterias? Porque me parece que no han valorado mucho las consecuencias de hacerlo, bueno, o quizá si lo han hecho y les da lo mismo. Yo desde luego, no soy partidaria de este accesorio, aunque cada cual es libre de elegir qué ponerse.
Te propongo que te imagines una situación: “llegas a una terraza con tus dos amigas, y os disponéis a tomar , por ejemplo, un zumo, un café y un cruasán o una tostada para desayunar, os sentáis, os limpiáis las manos con gel desinfectante, todos los pasos muy protocolarios y correctos hasta el momento, llega la hora de probar ese estupendo desayuno, te quitas la mascarilla y te la cuelgas sobre el pecho, como si fueran unas gafas de sol, (sí, porque además los cordones pueden ser multiusos y sirven tanto para una cosa como para la otra), pues bien, te la cuelgas ahí y te dispones a comer tu delicioso y crujiente cruasán”, ¿te haces a la idea de la imagen, verdad?, pues bien:
- La mascarilla está haciendo de babero, literalmente, sí, estás imaginando bien, como si fuera el babero de un bebé; todas esas gotitas de bebida y miguitas de comida que se desprenden cuando nos echamos algo a la boca, caen directamente en tu mascarilla. ¡OMG!
- Y la polución del ambiente…entre otras cosas, eso también cae directo a tu mascarilla.
- ¡Ah! Que tú sigues pensando que eres el más cool por llevar el colgante más chulo con tu mascarilla. ¡Por supuesto! Tu eres libre de creer lo que quieras.
Pues nada, llega la hora de irse a pasear para bajar el súper desayuno que hemos tomado. Así que, nos ponemos la mascarilla de nuevo y nos vamos.
- Ahora todas esas bacterias que acompañan las miguitas de comida y el resto de porquería que ha caído en el interior de tu mascarilla, empiezan a hacer su trabajo, porque te las acabas de poner directamente en tu nariz y boca. Ahora sigue respirando como de costumbre.
- ¿De qué sirve tener una mascarilla homologada y antibacterias, si después vas tú y les facilitas el trabajo poniéndolas directamente en tus vías respiratorias?, ¡Enhorabuena!
Y ahora, después de analizar un poco esta situación, piensa en como guardarás tu mascarilla la próxima vez que salgas fuera de casa y te la tengas que quitar en algún momento. Existen muchas formas de hacerlo bien e higiénicamente… Para guardar correctamente una mascarilla, puedes utilizar una bolsa con autocierre por ejemplo, y ponerla dentro tu bolso (o bolsillo del pantalón), también puedes utilizar un portamascarillas (existen de diferentes materiales), o puedes utilizar cualquier otro complemento donde la mascarilla esté protegida de los agentes externos, pero por favor, no te la cuelgues sin protegerla primero.
Y si lo que más te gusta de esta nueva moda, es adornar tu pecho con un accesorio o complemento colgado, te aconsejo que te pongas un collar, una cadena con tus gafas de sol, o un pañuelo, o en su defecto una bufanda, que es propia de la época invernal en la que nos encontramos. Si tu no te proteges bien, y a conciencia, nadie puede hacerlo por ti.